Todos los organismos vivos, desde los moluscos hasta los hombres, presentan ritmos biológicos peculiares. Algunos son breves, y se pueden medir en minutos o en horas. Otros duran días o meses.
El punto más alto de la temperatura corporal, que en la mayoría de las personas ocurre en las últimas horas de la tarde, es un ritmo biológico diario. El ciclo menstrual es un ritmo biológico mensual. El incremento del impulso sexual en otoño - no en la primavera, como muchos podrían creer - es un ritmo biológico anual, o estacional.
Con un mayor conocimiento de nuestros ciclos, podemos organizarnos de tal manera que podamos trabajar con nuestros ritmos naturales, y no contra ellos. Esto puede mejorar nuestra perspectiva de la vida, así como nuestro rendimiento en el trabajo y en el deporte.
Como son fáciles de detectar y de medir, se tienen más conocimientos sobre los ritmos biológicos diarios - o circadianos (del latín, "alrededor de un día") - que sobre otras clases de ritmos. El más obvio es el ciclo sueño/vigilia. Pero también hay otros ciclos diarios: temperatura corporal, presión sanguínea, concentraciones de hormonas. En medio de estos y de los otros ritmos corporales que están cambiando constantemente, usted varía entre la mañana, la tarde y la noche. Cómo se siente, cuán bien trabaja, su agudeza mental, su sensibilidad ante sabores y olores, el grado con el que disfruta de la comida o de la música; todo ello está cambiando a lo largo del día.
La mayoría de nosotros alcanzamos el máximo grado de alerta o agudeza mental al mediodía. Poco después, esta declina, y es posible que tengamos sueño a media tarde.
La memoria de corto plazo es más brillante por la mañana; de hecho, es como un 15% más eficiente que a cualquier otra hora del día. En cambio, la memoria de largo plazo es diferente. La tarde es la mejor hora del día para aprender material que deseemos recordar días, semanas o meses después.
También tendemos a hacer mejor las tareas cognoscitivas - las que requieren de usar palabras o números mentalmente - durante las horas matutinas.
La destreza manual - velocidad y coordinación con la que se llevan a cabo complejas tareas manuales - tiene su punto más alto durante las horas vespertinas.
¿Y los deportes? Durante las tardes, y hasta poco antes de empezar la noche, la coordinación está al máximo, y es usted capaz de reaccionar más rápidamente a un estímulo exterior; como cuando le lanzan una pelota. También por la tarde, cuando la temperatura corporal está en su punto máximo, sentirá que es más fácil hacer un ejercicio físico y que se cansa menos.
Los sentidos, por su parte, se agudizan más durante las últimas horas de la tarde y en las primeras horas de la noche.
Si bien todos seguimos la misma pauta general de altas y bajas, el ritmo preciso varía de persona a persona. Todo depende de cómo esté estructurado nuestro día "biológico": hasta qué punto somos personas diurnas o nocturnas. Cuanto más temprano se inicie nuestro día biológico, más temprano entraremos - y saldremos - en los períodos óptimos para cumplir diversas tareas.
Cada persona puede incrementar el conocimiento sobre sus ritmos individuales. Aprenda a escuchar el compás interno de su cuerpo; permítale que marque el paso del día. Tendrá así una vida más saludable y feliz.