domingo, 19 de octubre de 2008

Pánico al volante

Pánico al volante




La amaxofobia no es otra cosa que el miedo a conducir, resultado de un proceso en el que la persona percibe el tráfico como una amenaza, siente a los demás conductores como peligrosos y se siente incapaz de afrontar el reto de conducir.


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1 . Causas más comunes
2 . Aparición de ataques de pánico.
3 . Los accidentes de tráfico.
4 . La deficiente preparación de los conductores.
5 . Cómo afrontarlo
6 . Para ello, el tratamiento es recomendable realizarlo en varias etapas:




La amaxofobia toma su nombre de dos palabras griegas, fobia (miedo) y amaxo (carro), y no hay que confundirla con el respeto lógico que impone la circulación a muchos conductores. Sólo cuando el tráfico se percibe como una amenaza y la conducción genera unos niveles de ansiedad y estrés anormales, que llegan a interferir en la vida diaria de la persona, se puede hablar de un trastorno casi igual a otras fobias.



Según un reciente estudio, un tercio de los conductores sufre este problema, en una proporción de mujeres que duplica a la de los varones. Sin embargo, sólo el 6% de ellos entra en la categoría más grave, en la que el miedo se convierte en una sensación paralizante, capaz de provocar angustia. Quienes lo padecen (un 4% de mujeres y un 2% de hombres) pueden experimentar ideas irracionales y negativas, dificultades para dormir, sudoración excesiva, temblores, dolor de estómago, taquicardias.



Y aunque los especialistas no se atreven a definir el perfil del amaxofóbico, las cifras indican que las mujeres son más propensas (el 64% de las participantes manifestó algún síntoma, frente al 34% de los varones). Aunque como explican los reaalizadores de la encuesta, es bastante probable que las cifras reflejen también el rechazo masculino a reconocer su miedo: "Ellos traducen sus temores en conductas agresivas".



Causas más comunes



Las causas pueden ser diversas y pueden aparecer en cualquier etapa de la vida ante un episodio traumático. Y es que no existe una respuesta contundente que explique dónde está o cuál es el origen de este miedo a conducir. Siempre nos queda la duda de si la persona estaba predispuesta por otros factores psicológicos a la aparición de la misma, afirman los expertos en el tema. No obstante, los psicólogos explican que hay tres situaciones que ha estudiado como desencadenantes habituales de esta fobia. Son las siguientes:



Aparición de ataques de pánico.



En esta categoría se agrupan la mayoría de los amaxofóbicos. Muchos de ellos llevaban años conduciendo sin haber experimentado síntoma alguno hasta que surge de repente y, aparentemente, sin motivo alguno. “A raíz de sufrir una primera crisis de ansiedad o estrés, se van desarrollando nuevas manifestaciones como el miedo a volver a experimentar un ataque, pensamientos ansiógenos ante ciertas situaciones generadas por el tráfico y, pensamientos de pesimismo acerca de la capacidad de controlar su miedo y sobre uno mismo”. Esta forma de pensar “beneficia” el mantenimiento del miedo y bloquea a la persona.

Los accidentes de tráfico.
En muchos casos son de por sí traumáticos, no siempre generan los mismos resultados. Según la intensidad del incidente, es normal sufrir una crisis aguda de estrés de relativa duración, aunque en algunos casos se prolonga generando un trastorno denominado estrés postraumático y desembocando en la amaxofobia, explican los expertos.



La deficiente preparación de los conductores.



Genera otro tipo de miedo que hace que con el paso del tiempo las personas dejen de conducir por sentirse inseguros de lo que hacen. Además, en el caso de las mujeres, la amaxofobia va ligada en un alto porcentaje de los casos a padres o maridos exigentes y/o dominantes, que les debilitaron la autoestima, y a primeras experiencias con un alto grado de estrés y ansiedad.



Pero, además de los factores intrínsecos de uno mismo, hay circunstancias ajenas al conductor que pueden provocar la aparición de esta patología. Conducir bajo factores climatológicos adversos, condiciones de tráfico denso, circulación nocturna, la responsabilidad de llevar ocupantes en el coche, sobre todo niños, desplazarse en un vehículo con poca potencia o prestado son situaciones que predisponen a la amaxofobia, según la investigaciones realizadas en este tema.



Cómo afrontarlo



El principal problema de la amaxofobia es que limita la libertad de las personas, su forma de actuación y su estilo de vida, ya que en muchas ocasiones se acaban abandonando actividades de ocio con tal de no utilizar el vehículo. El miedo es el resultado de una serie de ideas que lo desencadenan, ideas que activan reacciones emocionales, fisiológicas y motoras que se manifiestan en una conducta que lleva a evitar la situación temida, aseguran los psicólogos. Las personas amaxofóbicas tienden a anticipar lo que les va a ocurrir, lo que no favorece la mejora de la situación. No piensan con claridad e interpretan todo como una agresión.



Muchas personas que sufren esta fobia tratan de corregirla volviendo a la autoescuela a recibir clases, pidiendo ayuda a familiares y, en algunos casos, acudiendo a la consulta de un psicólogo. Lo que está claro es que sí tiene remedio, aseguran los expertos, mediante técnicas terapeutas enfocadas a reducir las respuestas de ansiedad y a la vez eliminar las conductas motoras de evitación.



Los psicólogos aseguran que esta fobia requiere de un múltiple abordaje. Por un lado, hay que modificar las ideas sobre la amenaza del tráfico y el resto de conductores y, por otro, cambiar la autopercepción de competencia por parte de la persona y, finalmente, suprimir y evitar la respuesta de huida en el tráfico.



Para ello, el tratamiento es recomendable realizarlo en varias etapas:



-En primer lugar el psicólogo habla con el afectado para tratar de ver por qué se ha llegado a esta situación.
-Después se utiliza un vehículo adaptado con el se comienza a circular por zonas tranquilas.
-En tercer lugar el afectado comienza de nuevo a conducir su propio vehículo en compañía del psicólogo y finalmente el paciente comienza a circular en solitario mientras el terapeuta le sigue en otro vehículo de cerca.

El objetivo final es que el sujeto, poco a poco, sea capaz de desarrollar una autoexposición de manera controlada y autónoma. Y se consigue, ya que entre el 90% y el 95% de los afectados superan su miedo. No obstante, siempre está bien seguir algunas recomendaciones que ayudan a evitar estas situaciones de amaxofobia en personas propensas a sufrirla, como evitar el consumo de alcohol y de medicamentos si se va a conducir.


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