domingo, 19 de octubre de 2008

Tos convulsa

Tos convulsa




La tos convulsa, conocida también como tos ferina, se caracteriza por un cuadro inflamatorio de las vías respiratorias que da lugar a crisis de tos conocidas como quintas de tos, las cuales sean difíciles de atenuar cuando afectan a los menores de 5 años.


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1 . ¿Cuáles son los síntomas?
2 . ¿Cuál es el tratamiento?




Es una enfermedad altamente contagiosa y su difusión se produce en las primeras fases mediante las gotitas de saliva expulsadas por el niño al toser y que son inhaladas por aquellos que se encuentran en el entorno del niño enfermo.



La tos convulsa sólo se padece una sola vez en la vida, puesto que proporciona una inmunidad muy notable, pero en la vejez se puede volver a quedar susceptible.

El período de incubación es de 7 a 15 días desde el contacto con el gérmen y la enfermedad dura de 4 a 6 semanas para la curación completa.


El niño termina exhausto, con pérdida de peso, ya que los accesos de tos no le permiten dormir ni alimentarse.

En los lactantes de menos de 6 meses es una enfermedad realmente grave que muchas veces requiere de internación hospitalaria, ya que provoca complicaciones que pueden llegar a ser fatales.



¿Cuáles son los síntomas?



Evoluciona en dos períodos, el primero es similar a un resfrío con tos seca, el segundo se caracteriza por los accesos de tos (entre cinco a diez) que impiden la respiración normal. Puede asociarse con coloración azulada de la cara y a veces vómitos. La frecuencia de los ataques de tos pueden ser de unos pocos, hasta cincuenta por día, lo que lleva al agotamiento del niño.


¿Cuál es el tratamiento?



Como tratamiento específico deben emplearse los antibióticos para combatir el agente causal. En algunas ocasiones suele ser útil el empleo de sedantes para atenuar la angustia que provocan las crisis de tos.



Las formas graves del recién nacido y del lactante requieren hospitalización, con asistencia de enfermería constante. Los niños mayores pueden ser tratados en el hogar, procurando tenerlos la mayor cantidad de tiempo posible al aire libre, si es que no hace mucho frío.



En cuanto a la alimentación, la tendencia es dar comidas de fácil digestión, en porciones pequeñas y frecuentes, con el fin de evitar la excesiva distensión del estómago que pueda favorecer el vómito.

En esta enfermedad es fundamental la prevención mediante la vacuna específica a partir de los 2 meses de edad, ya que puede ser una enfermedad muy grave especialmente en los lactantes. Ante la menor sospecha de esta enfermedad no dudes en consultar rápidamente al pediatra.

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