Los crucigramas mejoran la memoria
La memoria es un almacén de recuerdos de un funcionamiento, en ocasiones, desconcertante. Puede mostrar una agilidad inesperada y, por el contrario, dejarnos en la estacada en las situaciones más triviales.
Menu
1 . Un cerebro bien alimentado
2 . Ejercicios recomendados
3 . Enemigos a evitar
La condición de una buena o mala memoria depende, entre otros factores, de la capacidad de concentración, el nivel de estrés, la dieta, la edad, la tendencia genética, la calidad del sueño, los hábitos tóxicos y la actividad intelectual. Su desarrollo y la capacidad de retener imágenes se modifica a partir de los 30 años, cuando comienza un declive de las capacidades intelectuales que se acelera con la vejez. Unos hábitos saludables y unos sencillos ejercicios y trucos son la clave para conservar una memoria “de elefante”.
El cerebro es un órgano plástico, al que se da forma según lo que hagamos. Las personas vivimos hoy más años, pero la mayor amenaza para la población que envejece afecta a las funciones cerebrales", explica el profesor Iran Robertson, entrevistado por el diario “The Times”.
Personas de más de sesenta años participaron en un programa de cuatro meses de ejercicios aeróbicos, que ayudaron a los pulmones a respirar más profundamente y al corazón a latir con más fuerza.
Los beneficios de esos ejercicios se hicieron sentir de modo especial en los lóbulos frontales del cerebro, que son los que participan en la organización, la toma de decisiones, la atención y la memoria.
Ese tipo de ejercicios físicos genera una substancia química que estimula el crecimiento de nuevas células y conexiones cerebrales, incrementando el nivel de serotonina, que controla el estado de ánimo, a la vez que estimula los vasos sanguíneos que alimentan el cerebro.
"Para las personas de más de cincuenta años, el ejercicio es una especie de droga milagrosa que fomenta la actividad cerebral, refuerza la memoria y aplaza la pérdida de agilidad mental", explicó el científico irlandés.
Un cerebro bien alimentado
-Cuide su riego sanguíneo. Si la sangre que pasa por los capilares del cerebro no es rica en oxígeno y nutrientes, su rendimiento no será ni mucho menos el adecuado. Las personas que padecen de mala circulación y no se cuidan sufrirán a largo plazo problemas para pensar, aunque realicen actividades estimulantes.
-Evite los alimentos, como las grasas saturadas, que producen el llamado colesterol malo, obstruyen las arterias e impiden que el oxígeno llegue al cerebro. Tome verduras y frutas frescas (sobre todo cítricos). También son buenos los frutos secos, la pasta, las legumbres y alimentos que contengan magnesio, yodo y fósforo.
-No olvide las vitaminas. El cerebro fabrica una sustancia llamada fosfatidil serina (FS) que sirve para mantener en buen estado las membranas celulares. Para poder generarla de forma adecuada necesita vitaminas como la B12 (vísceras, sardinas, jamón serrano) y el ácido fólico (germen de trigo, legumbres, escarola).
"Una de las razones por las que nos falla la memoria es porque cuando alcanzamos cierta edad no atacamos las informaciones con el mismo vigor que cuando éramos jóvenes", señaló el profesor Robertson.
Ese fenómeno se ha observado en una serie de experimentos llevados a cabo con personas de distintos grupos de edad.
Cuando se dio a los jóvenes una lista de palabras para memorizar, sus cerebros mostraron una fuerte actividad en la parte izquierda del lóbulo frontal, así como en el centro principal de la memoria, que está en el hipocampo.
Por el contrario, cuando se encomendó la misma tarea a personas de más de setenta años, no se detectó la misma actividad en esa zona del cerebro, razón por la cual no podían luego recordar las palabras como los jóvenes.
Según Fergus Craik, de la Universidad de Toronto, los mayores pueden, sin embargo, activar los lóbulos frontales mediante ejercicios sistemáticos destinados a aumentar la capacidad de procesamiento mental de la memoria.
Ejercicios recomendados
Haga gimnasia mental. El cerebro es un órgano que necesita actividad para ofrecer un rendimiento adecuado a sus posibilidades. Si no se ejercita, disminuye su capacidad para pensar y recordar.
-Ejercite la memoria practicando con cosas simples. Haga crucigramas, memorice la lista de la compra, recuerde detalles de una película o un libro, o lo que ha desayunado o qué ropa llevaba, etc.
Según los expertos, el 80% de la memoria de las cosas lejanas es guardada de una forma visual, más que en palabras. Por ejemplo, si pierde las llaves del coche, piense en su propia imagen cerrando el coche y luego vea qué hizo a continuación.
-Anote la información. Los datos se retienen con más facilidad si se escriben. -Disponga de un corcho o una agenda calendario en la que pueda ver todas las cosas que debe recordar.
-Repase la información que desea recordar en cuanto se la hayan dado. Inténtelo al cabo de 24 horas y, por último, una semana después.
-Las acciones son más eficaces que los pensamientos.
Enemigos a evitar
-Prescinda del el alcohol, el tabaco y las drogas. favorecen la proliferación de los radicales libres y, sobre todo, interfieren en la síntesis de neurotransmisores, lo que perjudica a la actividad cerebral.
-Alcohol. El consumo semanal superior a tres copas de vino disminuye nuestra memoria y envejece de forma prematura el cerebro.
-Tabaco. La nicotina afecta al riego sanguíneo y disminuye nuestra capacidad de atención y retención.
-Falta de descanso. La asimilación y memorización de lo que hemos aprendido a lo largo del día se consolidan durante el sueño.
La memoria es un almacén de recuerdos de un funcionamiento, en ocasiones, desconcertante. Puede mostrar una agilidad inesperada y, por el contrario, dejarnos en la estacada en las situaciones más triviales.
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2 . Ejercicios recomendados
3 . Enemigos a evitar
La condición de una buena o mala memoria depende, entre otros factores, de la capacidad de concentración, el nivel de estrés, la dieta, la edad, la tendencia genética, la calidad del sueño, los hábitos tóxicos y la actividad intelectual. Su desarrollo y la capacidad de retener imágenes se modifica a partir de los 30 años, cuando comienza un declive de las capacidades intelectuales que se acelera con la vejez. Unos hábitos saludables y unos sencillos ejercicios y trucos son la clave para conservar una memoria “de elefante”.
El cerebro es un órgano plástico, al que se da forma según lo que hagamos. Las personas vivimos hoy más años, pero la mayor amenaza para la población que envejece afecta a las funciones cerebrales", explica el profesor Iran Robertson, entrevistado por el diario “The Times”.
Personas de más de sesenta años participaron en un programa de cuatro meses de ejercicios aeróbicos, que ayudaron a los pulmones a respirar más profundamente y al corazón a latir con más fuerza.
Los beneficios de esos ejercicios se hicieron sentir de modo especial en los lóbulos frontales del cerebro, que son los que participan en la organización, la toma de decisiones, la atención y la memoria.
Ese tipo de ejercicios físicos genera una substancia química que estimula el crecimiento de nuevas células y conexiones cerebrales, incrementando el nivel de serotonina, que controla el estado de ánimo, a la vez que estimula los vasos sanguíneos que alimentan el cerebro.
"Para las personas de más de cincuenta años, el ejercicio es una especie de droga milagrosa que fomenta la actividad cerebral, refuerza la memoria y aplaza la pérdida de agilidad mental", explicó el científico irlandés.
Un cerebro bien alimentado
-Cuide su riego sanguíneo. Si la sangre que pasa por los capilares del cerebro no es rica en oxígeno y nutrientes, su rendimiento no será ni mucho menos el adecuado. Las personas que padecen de mala circulación y no se cuidan sufrirán a largo plazo problemas para pensar, aunque realicen actividades estimulantes.
-Evite los alimentos, como las grasas saturadas, que producen el llamado colesterol malo, obstruyen las arterias e impiden que el oxígeno llegue al cerebro. Tome verduras y frutas frescas (sobre todo cítricos). También son buenos los frutos secos, la pasta, las legumbres y alimentos que contengan magnesio, yodo y fósforo.
-No olvide las vitaminas. El cerebro fabrica una sustancia llamada fosfatidil serina (FS) que sirve para mantener en buen estado las membranas celulares. Para poder generarla de forma adecuada necesita vitaminas como la B12 (vísceras, sardinas, jamón serrano) y el ácido fólico (germen de trigo, legumbres, escarola).
"Una de las razones por las que nos falla la memoria es porque cuando alcanzamos cierta edad no atacamos las informaciones con el mismo vigor que cuando éramos jóvenes", señaló el profesor Robertson.
Ese fenómeno se ha observado en una serie de experimentos llevados a cabo con personas de distintos grupos de edad.
Cuando se dio a los jóvenes una lista de palabras para memorizar, sus cerebros mostraron una fuerte actividad en la parte izquierda del lóbulo frontal, así como en el centro principal de la memoria, que está en el hipocampo.
Por el contrario, cuando se encomendó la misma tarea a personas de más de setenta años, no se detectó la misma actividad en esa zona del cerebro, razón por la cual no podían luego recordar las palabras como los jóvenes.
Según Fergus Craik, de la Universidad de Toronto, los mayores pueden, sin embargo, activar los lóbulos frontales mediante ejercicios sistemáticos destinados a aumentar la capacidad de procesamiento mental de la memoria.
Ejercicios recomendados
Haga gimnasia mental. El cerebro es un órgano que necesita actividad para ofrecer un rendimiento adecuado a sus posibilidades. Si no se ejercita, disminuye su capacidad para pensar y recordar.
-Ejercite la memoria practicando con cosas simples. Haga crucigramas, memorice la lista de la compra, recuerde detalles de una película o un libro, o lo que ha desayunado o qué ropa llevaba, etc.
Según los expertos, el 80% de la memoria de las cosas lejanas es guardada de una forma visual, más que en palabras. Por ejemplo, si pierde las llaves del coche, piense en su propia imagen cerrando el coche y luego vea qué hizo a continuación.
-Anote la información. Los datos se retienen con más facilidad si se escriben. -Disponga de un corcho o una agenda calendario en la que pueda ver todas las cosas que debe recordar.
-Repase la información que desea recordar en cuanto se la hayan dado. Inténtelo al cabo de 24 horas y, por último, una semana después.
-Las acciones son más eficaces que los pensamientos.
Enemigos a evitar
-Prescinda del el alcohol, el tabaco y las drogas. favorecen la proliferación de los radicales libres y, sobre todo, interfieren en la síntesis de neurotransmisores, lo que perjudica a la actividad cerebral.
-Alcohol. El consumo semanal superior a tres copas de vino disminuye nuestra memoria y envejece de forma prematura el cerebro.
-Tabaco. La nicotina afecta al riego sanguíneo y disminuye nuestra capacidad de atención y retención.
-Falta de descanso. La asimilación y memorización de lo que hemos aprendido a lo largo del día se consolidan durante el sueño.
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