sábado, 14 de febrero de 2009

¿ABURRIDOS?

Parece que sí. Y, lo que es peor, aburridos de leerme, por lo que dicen algunos. Me disculpo y les doy un buen consejo: procúrense lecturas más divertidas. Por ejemplo estos diez libros, entre los más hilarantes que haya yo leído jamás:

1. Woody Allen, Cuentos sin plumas (Tusquets): Donde el genio del pesimismo intenta acabar con casi todo… y lo logra.

2. Darrel Bristol-Bovey, Yo me he llevado tu queso (Byblos): Una parodia cruel y desternillante de los libros de autoayuda.

3. Guillermo Cabrera Infante, Un oficio del siglo XX (El País / Aguilar): Para recopilar sus críticas de cine, el escritor convierte su pseudónimo (G. Caín) en un heterónimo malvado y jocoso.

4. James Finn Garner, Historias para dormir políticamente correctas (Edivisión): Caperucita y otros cuentos infantiles adaptados a la hipocresía del lenguaje contemporáneo

5. Jorge Ibargüengoitia, Dos crímenes (Joaquín Mortiz): Un falso thriller pueblerino, tan truculento como regocijante.

6. Enrique Jardiel Poncela, ¡Espérame en Siberia, vida mía! (Biblioteca Nueva): Una novelita misántropa, misógina e irresistible.

7. Molière, El burgués gentilhombre (Norma): Acaso la primera sátira descarnada del arribismo.

8. Carlos Monsiváis, Escenas de pudor y liviandad (Grijalbo): Los protagonistas somos nosotros mismos, en todo nuestro entrañable horror. La crónica sobre Juan Gabriel no tiene desperdicio.

9. Oscar Wilde, La importancia de llamarse Ernesto (Perymat): Una comedia absurda y elegantísima; leerla en español es carcajearse, hacerlo en inglés puede llevar a morir de risa.

10. P.G. Wodehouse, El inimitable Jeeves (Anagrama): Difícil me resulta decidir si me divierte más la flemática lucidez del mayordomo o la ingenua estupidez de su patrón.

Yo, por cierto, tampoco me he divertido mucho a últimas fechas. ¿Me ayudan ustedes ahora con recomendaciones literarias para recuperar la risa?

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